La neurociencia prueba que la lectura rápida es una mierda

Aunque las apps de lectura rápida prometen mucho, parece que si realmente quieres aprender de un libro, necesitas leerlo de verdad.

Hace unas cuatro décadas, Donald Homa , un catedrático de psicología de la Universidad Estatal de Arizona con una especialización en memoria y percepción visual de estímulos lingüísticos, fue contactado por representantes de la Academia Norteamericana de Lectura Rápida con un relato increíble .





Dos de sus estudiantes habían conseguido una velocidad lectora de más de 100.000 palabras por minuto, superando con creces la velocidad media de sus estudiantes y la de los adultos con estudios superiores (entre 200 y 400 palabras por minuto). ¿Estaría Homa dispuesto a evaluar estas impresionantes habilidades en un laboratorio?

Movido por la curiosidad, Homa aceptó con gusto. En el laboratorio, desafió a estos dos hombres a leer un completo libro de texto universitario a toda velocidad y luego someterse a un test de elección múltiple para evaluar su comprensión. Tras terminar el texto en apenas unos minutos, realizaron el test y fracasaron estrepitosamente. No parecía que hubieran aprendido gran cosa.

La conclusión de Homa fue que:

La única habilidad destacable que mostraron los dos lectores veloces fue una asombrosa habilidad para pasar las páginas.

Aunque este incidente es simplemente anecdótico, ilustra lo que los científicos han descubierto en general sobre la lectura rápida: no es efectiva.

Las dos principales razones por las que la lectura rápida no es efectiva

Durante más de medio siglo, todos los cursos de lectura rápida han prometido aumentar considerablemente la velocidad lectora sin perjudicar la comprensión. Sus partidarios sostienen que las personas pueden convertirse en lectores veloces si aprenden a captar más palabras con menos movimiento ocular y suprimen el habla interna que suele acompañar a la lectura.

Resumiendo décadas de investigación en un artículo publicado en 2016 , un prestigioso equipo de científicos cognitivos y lingüistas especializados en habilidades lectoras y percepción visual refutaron estos dos principios de la lectura rápida.

En primer lugar, la manera en que funciona la visión humana, incluyendo la propia estructura del ojo, simplemente no nos permite ver las palabras en la periferia de nuestro campo visual con suficiente nitidez para comprender plenamente su significado. Así que la idea de que bloques completos de palabras pueden ser entendidos de un vistazo es infundada.

Además, los experimentos han demostrado una y otra vez que la visión periférica de los lectores rápidos no es superior a la de los lectores regulares. No puede ser entrenada.

En segundo lugar, silenciar nuestra voz interna durante la lectura puede permitirnos absorber el texto más rápidamente, pero parece ser a costa de la comprensión. Los sonidos son esenciales para el lenguaje, por lo que es necesario convertir la información visual en una forma fonológica (sonora), incluso solo en nuestra mente, para una completa comprensión de las palabras escritas.

Leyendo, veloz y lento

Sin embargo, los defensores de los programas de lectura rápida señalan datos que indican que la velocidad de lectura de sus estudiantes mejora mientras se mantiene la comprensión. Los estudiantes son sometidos a un test antes y después del curso y, en general, experimentan una mejora considerable.

Los autores del informe de 2016 respondieron que estos resultados son en general engañosos:

A veces, el test inicial es más difícil que el final y, otras veces, los estudiantes son examinados repetidamente con el mismo material. En ambos casos, es inevitable que su rendimiento mejore en el test final simplemente debido a la dificultad relativa de los tests o a la repetida exposición.

Cuando los científicos han evaluado con rigor los cursos de lectura rápida, han encontrado una y otra vez que los estudiantes sí incrementan su velocidad de lectura, medida en palabras por minuto, pero este incremento se produce a costa de la comprensión. Cuanto más rápido leen las personas, menos recuerdan de lo que han leído.

Hoy en día existen aplicaciones que supuestamente facilitan la lectura rápida. La mayoría de estas presentan las palabras de un texto una por una en el mismo lugar, permitiendo al usuario ajustar la velocidad de presentación. Este método, llamado presentación visual rápida en serie, permite que la mirada del lector permanezca fija, eliminando la supuesta necesidad de escanear palabra por palabra. Desafortunadamente, estas aplicaciones tampoco son efectivas . A medida que los usuarios incrementan la velocidad de presentación del texto, su comprensión disminuye.

Abre un libro y échale un vistazo

Entonces, si la lectura rápida es un mito, ¿hay alguna forma de leer más rápido? Sí, afirman los autores del influyente informe de 2016.

La respuesta es leer más, además de expandir el vocabulario. Es cierto que esta práctica lleva tiempo, pero, al igual que muchas otras habilidades que requieren horas y horas de repetición para perfeccionarse, la habilidad de lectura debe perfeccionarse a través del esfuerzo. Al igual que un pianista que toca todos los días durante años, un jugador de fútbol que realiza tiros sin parar o un piloto que pasa miles de horas en el aire, la destreza lleva tiempo. No se puede enseñar a través de un programa de entrenamiento de 12 semanas.

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