La asombrosa historia de Flavio Augusto Da Silva, el brasileño que se hizo millonario usando los teléfonos públicos de un aeropuerto

Un joven de 19 años logró conseguir un trabajo como vendedor de cursos de inglés. Pero había un pequeño obstáculo: las ventas eran por teléfono y en su hogar no había uno de esos aparatos. Sin embargo, decidió que eso no iba a impedir que cumpliera con su propósito.





Se trata de Flavio Augusto Da Silva. El joven vivía en Río de Janeiro y sus padres no podían costear una línea telefónica. Hay que destacar que por allá en 1991, era un lujo tener una de esas. La instalación de un servicio telefónico costaba unos US$ 960, dinero con el que su familia no contaba. Pero aunque lo hubieran tenido, existía una larga lista de espera de hasta dos años para la instalación.

Y los celulares también eran prácticamente inalcanzables para la mayoría de la población. Entonces, el reto de da Silva era encontrar una solución a su dilema, para cumplir con su trabajo. Fue entonces cuando se le ocurrió la idea de usar los teléfonos públicos del aeropuerto de Santos Dumont. Básicamente transformaría el lugar en una oficina improvisada.

Hoy en día Da Silva tiene su propia escuela de inglés: “Wiser Education”, que registró en 2018 alrededor de 113 millones de dólares anuales en ventas.  Su fortuna personal es aún más impresionante, supera los 300 millones de dólares. El empresario, sin duda, encontró su destino en aquel aeropuerto.

aeropuerto de Santos Dumont
El empresario inició su carrera en el aeropuerto Santos Dumont.

No hablaba inglés

A pesar de los desafíos de hablar por teléfono en un ruidoso aeropuerto, Da Silva se dio cuenta de que tenía un talento innato para vender cursos de inglés. Sus habilidades le permitieron escalar rápidamente hasta el puesto de director comercial del negocio. No fue sino después de cuatro años en esa empresa que decidió formar su propia escuela.

Una de las razones que lo impulsaron a emprender, es que en la compañía donde trabajaba se negaba a invertir para mejorar la calidad de los cursos. Aseveró que en ese momento se sentía capaz de lograrlo, pues conocía bien el producto. Pero Da Silva tenía dos grandes obstáculos en su camino.

El primero era que, más allá de sus capacidades como vendedor de cursos de inglés, no conocía el idioma, si acaso algunas cuantas palabras. Por otro lado estaba el tema monetario, pues al no poder conseguir un préstamo bancario, tuvo que usar 5.500 dólares de su línea de crédito, pero con un alto interés.

Wise Up
Wise Up tiene 440 escuelas en América Latina.

Su apuesta dio en el blanco

Su inversión le sirvió para contratar a 18 personas que desarrollarían todo el material pedagógico de sus cursos, con miras a tener una buena demanda, de lo contrario se iría a la quiebra.

Cuando el material estuvo listo lanzó “Wise Up” al mercado, que estaba dirigido a un público diferente al de otras compañías que operaban en el país. El curso estaba basado en su experiencia. Mientras otras compañías enfocaban sus programas a niños y viajeros que iban a vacacionar al exterior, él pensó en apuntarlo a adultos en busca de trabajo.

El joven empresario contó que para ese año muchas compañías internacionales recién comenzaban a instalarse en Brasil. Entonces, el inglés sería un elemento de importancia durante las entrevistas y proceso de selección.

Aunque en 1995 Brasil pasaba por un difícil momento económico, con tasas de inflación de hasta 148%, la propuesta de Da Silva caló en el público. 1.000 personas se matricularon durante el primer año.

Flavio Augusto Da Silva
Cuando partió ningún banco le quiso prestar dinero.

En tres años la compañía creció hasta tener una red de 24 escuelas en diferentes ciudades. En 2012 basó su empresa n el modelo de franquicias, lo que le permitió unas 400 sucursales en todo el país.

Y cuando la compañía llegó hasta ese punto, Da Silva sintió que era momento de fijar nuevos horizontes. Se calificó a sí mismo como un “constructor”, pues aseguró que quiere construir proyectos exitosos e inmediatamente proponerse otros desafíos. El emprendedor vendió “Wise Up”, su exitoso programa, a Abril, un grupo brasilero, por 240 millones de dólares.

Inversionista en el fútbol

Su siguiente meta fue el fútbol. En el año 2013 pagó 120 millones por el Orlando City, un equipo de fútbol del que pasó a ser accionista mayoritario, justo antes que figurara en la Major League, que es la liga más preponderante en Estados Unidos.

El club aumentó su valor en los últimos años. En la actualidad tiene un valor estimado de 490 millones de dólares. De hecho, es uno de los equipos más destacados en toda la liga. Entre las razones por las que el multimillonario empresario escogió ese equipo en específico es porque Orlando es la ciudad estadounidense que más visitan los brasileños.

Pero, ¿y “Wise Up”?

Luego de finiquitar la venta, Da Silva se desligó de la que fue su primera empresa. Pero, como estaban perdiendo dinero, los nuevos dueños le hicieron una oferta que no pudo rechazar: vendérsela por menos de la mitad. Por supuesto, Da Silva aceptó retomar “Wise Up”.

Inversionista en el fútbol
Da Silva compró el club de fútbol Orlando City en 2013.

Cuando volvió a tomar las riendas, la empresa salió de su estancamiento y en la actualidad tiene unas 440 escuelas; no solo en Brasil, sino también en Argentina, Colombia y México, que son manejadas por “Wiser Education”. Y ya fijó una nueva meta: tener al menos 1.000 filiales en toda América Latina para 2020.

Richard Motta, analista de negocios, aseguró que Da Silva es un “emprendedor audaz” que es capaz de planificar sus pasos con anticipación. Esa técnica es la que hace que sus compañías prosperen rápidamente.

Además de manejar una compañía y un equipo de fútbol, Da Silva también mantiene actualizado su blog llamado “Valuation Generation”, que tiene como finalidad ofrecer consejos a los jóvenes para que comiencen sus propios negocios.

Su trayectoria, enfatizó, es prueba de que todos pueden lograr lo que se proponen. “No me siento mejor que los demás. Solo se trata de aprender cómo hacerlo”.

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