¿Por qué asociamos el color rosa con las mujeres y el azul con los hombres?

En muchas culturas se da por hecho que el color rosa corresponde a la mujer (es posible que a ellas les guste más), y el color azul se relaciona con el hombre (ellos suelen preferirlo). ¿Dónde se originó este mito? ¿Tiene algo de cierto?





Sea como fuere, no siempre ha sido así. Los historiadores estiman que se empezaron a relacionar los colores con los géneros a comienzos del siglo XX y en el mundo occidental. Anteriormente, los colores rosa y azul carecían de connotaciones asociadas a un género concreto. De hecho, a lo largo de la historia se han reunido muchos ejemplos de niñas con vestidos azules y de hombres con indumentarias rosas.

Las niñas de azul y los niños de rosa

Aunque pueda parecer irónico, la relación entre color y género empezó “al revés”. Con anterioridad al año 1920, muchas guías de moda consideraban el color azul más apropiado para las niñas y el rosa para los niños. Por otra parte, hay que mencionar que también fueron muchos los que no tuvieron en cuenta estas recomendaciones.

En junio del año 1918, en la publicación Earnshaw’s Infants Department se hizo referencia a esta particular forma de relacionar color y género. El motivo de la recomendación era el siguiente: consideraban que el color rosa era más fuerte y decidido y, por lo tanto, le correspondía a los niños, y el color azul les parecía más delicado, por lo que lo asociaban con las niñas.

The Blue Boy
Imagen: The Blue Boy (Thomas Gainsborough, 1779) – Wikimedia Commons

Más adelante, en 1927, en la revista Time se presentó un cuadro mostrando los colores más apropiados para los niños y las niñas, según dictaban los grandes almacenes más importantes de aquel entonces en Estados Unidos. El consejo era que los padres vistieran a las niñas utilizando el color azul y a los niños con el rosa. A los padres les pareció una buena idea, pues siguiendo este esquema ya no tendrían que preocuparse por comprar un nuevo guardarropa y todos los accesorios necesarios cuando llegara otro bebé a casa.

Las niñas de rosa y los niños de azul

Poco después, en Estados Unidos empezó a reinar una especie de “caos” en la cuestión de géneros y colores. Durante la Segunda Guerra Mundial, aproximadamente en 1940, no se sabe por qué motivo los fabricantes de ropa tomaron la decisión de que el azul sería para los niños y el rosa para las niñas.

La etapa de los años 60 y 70 fue más neutral. Sin embargo, en esa época se realizaron avances en el tema de las pruebas prenatales, con lo que los futuros padres tenían la oportunidad de conocer el sexo de su hijo antes de preparar los accesorios para el bebé y comprar su ropa. Los minoristas y fabricantes de ropa volvieron a decantarse por seguir el esquema del rosa para las niñas y el azul para los niños, el cual sigue arraigado en la sociedad del siglo XXI.

Las niñas de rosa
Imagen: Wikimedia Commons

Independientemente de que sea verdad que las niñas y niños prefieren un color por encima del otro, lo que está claro es que si hoy en día sigue perdurando este esquema es gracias a que dio resultado la estrategia de marketing. Los comerciantes consiguieron convencer a los consumidores de que para ser una niña o un niño “normal” era necesario adquirir determinados productos, como cosméticos o ropa de un color concreto… De esta forma consiguieron vender el mismo producto para cada persona. En el supuesto de que, en los años 80, una familia estaba formada por 5 miembros, lograban vender 5 productos que variaban muy poco en cada uno de los hogares.

Estudios poco concluyentes

Aunque se sugiere que, simplemente, las niñas prefieren el rosa y los niños el azul, los estudios que se han realizado hasta el día de hoy para intentar confirmar si esta preferencia es cierta no han tenido resultados concluyentes. Lo que sí han reflejado las investigaciones es que la mayoría de personas prefieren el color azul al rosa, y que el rosa, de hecho, es uno de los colores que menos gusta a los adultos.

Resultará complicado llegar a saber algún día la verdad, ya que es muy difícil poder efectuar estudios con la amplitud necesaria para averiguar si las niñas y los niños están predispuestos de una forma natural hacia un color u otro, sin introducir los sesgos de color que ya han aprendido los adultos.

No obstante, la ciencia sigue intentando aclarar el asunto. La Universidad de Newcastle (Reino Unido) llevó a cabo un estudio en el 2007, durante el que preguntaron a los participantes adultos cuál era su color favorito. ¿Tuvieron preferencia las mujeres por el color rosa, o acaso por el rojo? Por ninguno de los dos. Tanto los hombres como las mujeres se inclinaron por el color azul.

Las niñas de rosa y los niños de azul
Imagen: 123RF

¿Y qué ocurre con el color rojo?

Por otra parte, hay que mencionar que la mayoría de mujeres valoraron más los tonos rojos que los hombres. Los autores de la investigación comentaron que esto podía estar relacionado con la función tradicional de las mujeres de recolectar fruta, con lo que ellas podrían sentirse más ligadas con la tonalidad rojiza de la bayas, por ejemplo.

Sin embargo, no queda claro por qué motivo esto influye en sus gustos. Tiene sentido que influyera en el hecho de que ellas lograran distinguir mejor las diferentes tonalidades rojizas, pero algo falla en este planteamiento: existen bayas rojas deliciosas y, en cambio, otras bayas rojas son venenosas. Entonces, ¿por qué motivo sienten esa preferencia por el color rojo?

Si las mujeres hubieran evolucionado con esa preferencia por el rojo, debería tratarse de un hecho universal. No obstante, en el año 2013 se efectuó otro estudio en Namibia con el pueblo Himba y los resultados indicaron que aquellas mujeres no preferían las tonalidades rojas.

los colores tienen más influencia en nuestro comportamiento de lo que pensábamos
Imagen: 123RF

Lo que parece estar más claro es que el motivo exacto por el cual se llegó a la conclusión de que el color rosa está más en consonancia con la feminidad tal vez no llegue a conocerse nunca, y se seguirá debatiendo sobre ello. La mayor revelación es que se ha puesto de manifiesto que los colores tienen más influencia en nuestro comportamiento de lo que pensábamos. Hasta el punto de que si vistes con un vestido rosa a un niño de dos o tres años, la gente pensará que se trata de una niña… hasta que aclares que al niño le gusta vestir de rosa.

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